La principal misión de la Iglesia es evangelizar, nosotros
como miembros activos de ella educamos en valores vividos por Cristo, por su
Madre María Inmaculada, siguiendo sus huellas al estilo de San Francisco de
Asís y Nuestros Fundadores Mons. Alfonso y Madre Clara de esta forma,
evangelizamos respondiendo así a nuestro principio fundacional que es
“RESTAURAR EL CULTO DIVINO Y COOPERAR EN LA FORMACIÓN DE LA PERSONA HUMANA EN
LA SOCIEDAD.
Tiene por finalidad acompañar a todas las Comunidades
Educativas en el descubrimiento de Dios, el conocimiento de Jesús, docilidad a
la acción del Espíritu Santo, seguir el ejemplo de vida de nuestra Madre María
Inmaculada, nuestro Padre San Francisco de Asís, nuestros Fundadores y la
construcción de valores que sigan las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia.
“Si bien es verdad que la liturgia es
el lugar privilegiado para la proclamación, la escucha y la celebración de la
Palabra de Dios, es cierto también que este encuentro ha de ser preparado en
los corazones de los fieles y, sobre todo, profundizado y asimilado por ellos.”
La Pastoral Apostólica tiene como
misión dar a conocer el espíritu vivo y solidario de una familia cristiana,
esta propuesta está cimentada en las palabras de nuestro Señor Jesucristo
cuando envía a sus apóstoles y les dice que hagan que todos los pueblos sean
sus discípulos. Hoy, en este “id” de Jesús, están presentes los escenarios y
los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos
somos llamados a esta nueva “salida” misionera.
Un retiro
espiritual o jornada espiritual es una pausa para el corazón y el Espíritu
Santo nos ayuda a encontrarnos con nuestro creador.
Como Congregación de Religiosas Franciscanas de la
Inmaculada Concepción nos es imprescindible dar a conocer nuestra
espiritualidad Franciscana Mariana, formando grupos de niños y niñas que amen a
Jesús por medio de la Santísima Virgen María, San Francisco de Asís y Nuestros
Fundadores, Padre Alfonso María de la Cruz Sardinas y Madre Clara del Corazón
de María Álvarez, para que apoyen a la misión evangelizadora de la Iglesia;
siendo ellos los amados por Jesús al expresar “Dejad a los niños, y no les
impidáis que vengan a mí, porque de los que son como estos es el reino de los
cielos”.
Nuestro grupo juvenil (JUFRA) están formados por jóvenes,
que viven una experiencia de
fraternidad, es decir, una comunidad de jóvenes creyentes, hijos del mismo
Padre, que comparten su fe desde la base del amor. Esta fraternidad se sitúa en
el seno de la comunidad eclesial en la cual vive y actúa. Ellos caminan a la
luz del mensaje de San Francisco de Asís, es decir, que descubren y asumen
progresivamente este proyecto de vida y sus valores.
Es la integración de todos los trabajadores de la institución
al equipo de pastoral, es el lugar de fraternidad y formación de la espiritualidad
FIC y la doctrina de la Iglesia y ellos serán
instrumentos de evangelización en las aulas, en su familia y en todo
momento.
La
Pastoral Familiar a la luz del Sínodo de obispos y de laicos se orienta a
responder evangélicamente los retos concretos de las familias mediante
reuniones de formación-Diálogos de Fe, jornadas anuales para madres y padres de
familia y retiros para parejas con el fin de reforzar el rol importante que
tiene la familia actualmente. Una Escuela Católica valora a la familia y
reconoce a los padres como primeros y naturales responsables de la educación de
los hijos, Por ello, propicia el encuentro y diálogo con los padres y familias
para lograr un real compromiso en el proyecto educativo que desarrolla.
La pastoral de
nuestros fundadores, Hijos de Alfonso y Clara FIC, es formado con el fin de dar
a conocer sus vidas ejemplares y virtuosas y la obra que realizaron inspirados
por Dios, de tal manera que, empleando todos los medios a nuestro alcance, se
propague por todas partes la santidad de nuestros amados fundadores y sean
modelos a seguir en la Iglesia para los cristianos del siglo XXI.
San Francisco encuentra en
Dios el sumo bien. Tanto amor no se puede esconder. Es para agradecerlo y
compartirlo. Por debemos plasmarlo con nuestro comportamiento una
solidaridad humana que le permita comprobarlo. La espiritualidad franciscana en
la vida concreta de cada persona es vivencia agradecida y humilde de entrega,
compromiso, generosidad y altruismo con los otros, especialmente con los
últimos.